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LUIS VICENTE ZUBIZARRETA
- In Glorias deportivas
 - Última actualización el 17 Septiembre 2016
 
“Su  bohemia y su condición de  extranjero  impidió que llegara a cubrirse  de la gloria de que otros  participan, pero en  esos pagos del sur no  pasó otro delantero de su  capacidad. Ya veterano,  golpeado, todavía se  viste de corto y de tanto  en tanto nos da la punta de la  madeja para  que, tirando de ella,  podamos deducir lo que habrá jugado en sus   buenos tiempos. Hizo  cátedra, la dio como se la pidieran, gestó  innumerables  goles de  Lamanna. Fue extraordinario”.
 Borocotó (El Gráfico Nº 963, 22 de  diciembre de 1937)
“Su  bohemia y su condición de  extranjero  impidió que llegara a cubrirse  de la gloria de que otros  participan, pero en  esos pagos del sur no  pasó otro delantero de su  capacidad. Ya veterano,  golpeado, todavía se  viste de corto y de tanto  en tanto nos da la punta de la  madeja para  que, tirando de ella,  podamos deducir lo que habrá jugado en sus   buenos tiempos. Hizo  cátedra, la dio como se la pidieran, gestó  innumerables  goles de  Lamanna. Fue extraordinario”.
 Borocotó (El Gráfico Nº 963, 22 de  diciembre de 1937)
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Zubizarreta, Luis Vicente.
Insider Uruguayo. Nacido el jueves 18 de setiembre de 1902. Apodado “chueco”: formado futbolísticamente en Bella Vista de Uruguay. En 1925 hizo una gira por Europa con Nacional en Talleres Debuta vistiendo la camiseta de Talleres el domingo 21 de marzo de 1926, frente a Sp. Buenos Aires. En la era Profesional totalizó 69 partidos con 10 goles.
En 1931 estuvo en 25 encuentros, en los que señaló 4 tantos. Pasó a San Lorenzo en 1932, aunque sólo jugó 3 partidos, con 2 goles. Retornó a Talleres en 1933, y participó de 19 encuentros, con 4 anotaciones. Para 1934, sólo estuvo en 2 partidos de la Unión Talleres- Lanús, debido a algunas diferencias. Continuó en Talleres en 1935, torneo en el que se desempeñó en 19 ocasiones, y marcó 1 tanto. Durante 1936 no jugó, y tuvo un paso fugaz durante el Torneo de 1937, ya que participó de 3 encuentros en los que anotó un gol.
Su llegada a Talleres
 El miércoles 9 de julio de 1924,  visita a Escalada y juega  contra Talleres, representando a un combinado  uruguayo que vence a los  “albirrojos” por 3 a 0. Le gustó el Club Talleres.  Hizo amigos. Después  del ascenso de Talleres a primera división, ocurrido el  domingo 22 de  noviembre de 1925, Juan Perinetti convence a Zubi a que firme  para los  “albirrojos”. Lo hace el jueves 4 de marzo de 1926. El domingo 26 de   marzo de 1929, Zubi integrando junto con Angelito Bosio el equipo de  Provincia,  jugó contra el equipo inglés del Chelsea, en cancha de  Racing, venciéndolo por  4 a 0, con goles de Morgada (2), Manuel  Ferreira y Scopelli.
Por Ulises Marcelo Méndez
 Alto, flaco, desgarbado. Las rodillas casi pegadas   entre sí, remataban en los extremos inferiores, sus herramientas de  artífice,  una posición tal que configuraban casi un ángulo de más de  noventa grados,  trasuntando toda su figura un aspecto de quebradizo  físico. Fue una parte del  largo historial del Club Talleres. Quizás una  de sus páginas inolvidables.  Porque así era, fue y sigue siendo Luis  Zubizarreta para Talleres: ZUBI, EL  CHUECO GENIAL. Así lo conocimos  nosotros.
 Poseía un juego netamente cerebral. Nato.  Concebía la  jugada de antemano. La preparaba, la moldeaba, cual artista diseña  su  obra maestra y luego en forma fructífera la servía para que otro  rubricara  su trabajo de pasmosa ductibilidad en la efectividad  halagadora y concreta del  score. Aquel otro se llamaba Lamanna.  Verdadero y real complemento del virtuoso  Zubi. Este ponía al servicio  de la causa el genio. La sutilidad. La picardía.  La destreza. Hugo,  todo energía. Ímpetu avasallador, el disparo temible,  demoledor,  pesadilla de arqueros, añadía al extremo final de aquel enmarañado   tejido que fabricaba Zubi, el eslabón final. Así, Luis Zubizarreta   desarrollando su juego, en plena acción cobraba su figura ribetes   inconfundibles de verdadero artista del fútbol. Pase exacto. Matemático.  Al  milímetro. Su gambeta diabólica, pegada al botín. Con  características  personalísimas, sin derroches inútiles de energías. Sin  ridículos gestos. Con  sobriedad. Con elegancia. Con la prestancia que  solamente da la suficiencia de  ser bueno, Zubi hizo del fútbol un arte y  semblanteó una personalidad de  habilidad y destreza, que impresionaba  al espectador como un elegante de frac,  galera y charol, vestido  circunstancialmente de jugador de fútbol, por el  imperio del  reglamento.












